Al gobierno de los Estados Unidos solo le basta que se cumplan tres requisitos: tatuajes, volantes y fotos borradas de la piel, para que una persona sea objeto inmediato de deportación.
Un trabajo publicado por la cadena CNN en español señala que estas son apenas las pruebas que el gobierno de Donald Trump ha citado en sus esfuerzos legales para detener y deportar a migrantes de Estados Unidos en acciones de alto perfil en las últimas semanas.
La evidencia ha sido
citada en los esfuerzos para enviar a más de 200 venezolanos a prisión en El
Salvador por presunta pertenencia a una pandilla, para detener a un activista
pro palestino y titular de una tarjeta verde sin acusarlo de ningún delito y
para deportar a un médico con una visa al Líbano.
Las personas en los
tribunales de inmigración ya enfrentan un estándar más bajo de debido proceso
en los procedimientos, pero las medidas del gobierno de Trump reflejan un
marcado deterioro de las libertades civiles de los migrantes aún más, dijeron
los abogados de inmigración.
“En este caso, bajo el gobierno
de Trump, lo que estamos viendo es, sí, acusaciones que utilizan pruebas
endebles, sin ninguna oportunidad significativa de refutarlas en ningún tipo de
procedimiento ante ningún tipo de responsable de la toma de decisiones”, dijo
Nayna Gupta, directora de políticas del Consejo Americano de Inmigración, una
organización sin fines de lucro a favor de la inmigración. “Eso es realmente lo
que lo hace diferente”, señaló.
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