Un proyecto para inaugurar un templo dedicado a Lucifer cerca de la
ciudad brasileña de Porto Alegre, con una estatua de 5 metros de altura
de un demonio alado, ha provocado gran revuelo y críticas entre las
autoridades locales y la comunidad.
La escultura, hecha de
cemento y de más de una tonelada de peso, se encuentra en un santuario
privado de cinco hectáreas en un área rural del municipio de Garavataí
perteneciente a la Nueva Orden de Lucifer en la Tierra, una corriente de
la religión afro brasileña Quimbanda que cuenta con un centenar de
seguidores.
Lukas de Bará da Rua, uno de los líderes de la
agrupación, explicó a EFE que el templo será utilizado exclusivamente
por los fieles para retiros espirituales en los que se ahondará en el
estudio de los demonios.
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