El Real Madrid y Manchester City dejaron otro duelo para el recuerdo. El partido pudo caer para cualquiera pero finalmente se cerró con un empate (3-3) que hace que el semifinalista se decida en el Etihad dentro de una semana.
El inicio fue trepidante, con dos equipos saliendo por todo desde el minuto 1. A un feroz ataque blanco respondió con otro Grealish. Falta algo lejana y amarilla para Tchouaméni. No era una falta aparentemente demasiado peligrosa, pero Bernardo Silva sorprendió a Lunin disparando a puerta y el portero ucraniano, que esperaba un centro, se la comió.
Pese al durísimo golpe recibido apenas pasado un minuto de juego, el Madrid reaccionó a lo grande, con personalidad. Bien es cierto que Haaland tuvo una buena ocasión para hacer el segundo, pero esta vez Lunin estuvo acertado y los de Ancelotti crecieron alrededor del balón. Fue entonces cuando Camavinga, valiente, avanzó con el balón y soltó un disparo que, con fortuna, empató.
El Madrid entró en su habitual estado de trance, el de las remontadas. Apenas dos minutos después, un centro perfecto de Vinícius –ayer como nueve puro– encontró a Rodrygo –Ancelotti le puso en la izquierda– y el '11' entró en el área en carrera para marcar.
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