El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, finalmente fue
investido en la madrugada de este lunes después de una maratónica
jornada llena de incidentes y de varios meses de incertidumbre, en los
cuales el Ministerio Público (Fiscalía) intentó evitar a toda costa su
llegada al poder.
La toma de posesión estaba programada para la
tarde del domingo, pero se atrasó en más de 10 horas y varios jefes de
Estado, entre ellos el rey de España, Felipe VI, dejaron el país sin
poder presenciar la ceremonia.
Felipe VI partió de Guatemala en
la noche del domingo, tal y como lo tenía programado originalmente, al
igual que el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, quien
había llegado unas horas antes para acompañar a la comitiva española.
Fue el mismo caso también para el presidente de Chile, Gabriel Boric,
quien abandonó la nación centroamericana por la tarde ya que tenía
«compromisos» en su país en la mañana del lunes, como señaló a través de
sus canales oficiales.
Arévalo de León, un académico de 65 años
que simboliza la lucha contra la corrupción, fue investido como jefe del
Estado al término de una jornada en la que estuvo en riesgo la cesión
de poder debido a que el Congreso saliente demoró de sobremanera algunos
procedimientos legales de rutina.
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