El papa Francisco visita esta semana Marsella (sureste de Francia), donde se espera que haga un llamamiento a la compasión con los migrantes que arriesgan su vida en el Mediterráneo para alcanzar Europa.
El
viaje del pontífice argentino, el viernes y sábado, coincide con un
aumento del número de llegadas de migrantes a Italia, que reavivó el
viejo y amargo debate sobre las políticas de asilo de los países
europeos.
Entre el lunes y el miércoles
pasados, unos 8.500 migrantes llegaron a la isla de Lampedusa (sur) a
bordo de casi 200 barcos, dejando unas espectaculares imágenes que
alimentaron las críticas de la ultraderecha europea.
Pero
en su visita, el papa pedirá mayor tolerancia hacia los migrantes, pese
al riesgo de ofender a una parte de los católicos franceses,
particularmente conservadores, que ven excesivos sus mensajes de
compasión.
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