Francia entra en una semana decisiva para ver si continúa la crisis
política causada por la aprobación sin voto en la Asamblea Nacional de
la reforma de las pensiones o si el Gobierno consigue apaciguar una
tensión cada vez más elevada.
La primera ministra, Élisabeth
Borne, ha citado a partir de mañana a los presidentes de los grupos
parlamentarios en la Asamblea Nacional para intentar restaurar el
diálogo y tratar de avanzar en la agenda legislativa.
Pero tres
de esos grupos, el del izquierdista La Francia Insumisa, el comunista y
el ecologista, ya habían avanzado que no acudirán y en cambio han
convocado para el martes una marcha sobre el Palacio de Matignon, la
sede del Gobierno.
El grupo socialista anunció en la tarde del
domingo que tampoco participará en ese proceso, del que se ha
autoexcluido toda la izquierda parlamentaria.
"No deseamos
participar en ninguna consulta sobre la continuación del calendario
parlamentario (...) antes de conocer el resultado del encuentro del
miércoles son los sindicatos", señalan varios líderes socialistas en una
carta abierta a Borne, aunque sí irán a la reunión con Borne para
tratar "la situación" del país.
La carta se refiere a que el miércoles será el turno para la reunión convocada por Borne con los principales líderes sindicales.
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