El balance de un bombardeo ruso contra un edificio residencial en
Dnipró, en el este de Ucrania, subió este lunes a 36 muertos, un
recuento que podría agravarse, en lo que representa uno de los peores
ataques desde el inicio de la guerra.
Rusia mantuvo su
política y el Kremlin desmintió ser responsable del ataque y culpó en
parte a los ucranianos. El portavoz de la presidencia rusa Dmitri
Peskov, habló de una "tragedia", señalando la posibilidad de que un
misil de defensa antiaérea ucraniano haya caído en el edificio.
Por
su parte, casi 48 horas después del ataque, el jefe de la policía
nacional Ucraniana, Igor Klimenko anunció, tras una segunda noche de
operaciones de búsqueda de supervivientes, que 36 personas, incluyendo
dos menores, fueron encontrados muertos. En tanto, el número de heridos
asciende a 75, entre ellos 15 niños.
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