El papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre con 95 años, pidió destruir "sin excepciones" sus escritos privados a su secretario personal, monseñor Georg Gänswein, según narra él mismo en su próximo libro.
"Hay
quien me ha preguntado que haré, tras la muerte de Benedicto XVI, con
sus documentos. En realidad, esto para mí no supone un problema, dado
que he recibido de él instrucciones precisas, con indicaciones de
entrega que me obligan en conciencia a respetar, sobre su biblioteca,
los manuscritos de sus libros, la documentación acerca del Concilio y su
correspondencia", escribe Gänswein.
El
arzobispo alemán, el más cercano colaborador de Ratzinger desde 2003,
especificó que "en lo que concierne al resto de escritos su suerte está
marcada".
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