Quizás la fuga más emblemática que se recuerde fue la del lanzador
Orlando “El Duque” Hernández, pero previamente se habían escapado de
Cuba grandes boxeadores como Benny “Kid” Paret (muerto en el ring a
manos de Emilie Griffith), José “Mantequilla” Nápoles y José Legrá.
La fuga del ‘Duque’ Hernández tiene episodios disímiles, porque luego de ser ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 y consagrado como héroe nacional, cinco años después fue sancionado por “ayudar” a su hermano, el también lanzador Liván Hernández a escaparse de una concentración nacional en Monterrey, México. Orlando fue suspendido de por vida y obligado a trabajar por un sueldo de 10 dólares mensuales en un centro psiquiátrico.
En la actualidad el éxodo de deportistas cubanos va in crescendo, impulsado por la difícil situación económica que vive la isla, y esta situación –que parece no tener fin- encendió las alarmas de cara a los Juegos Olímpicos de París-2024.
Por supuesto que estas deserciones han influido en el bajo desempeño de las delegaciones cubanas en competencias internacionales, tal es el caso del Mundial de Atletismo recientemente realizado en Eugene Oregon, donde por primera vez en la historia los atletas de la isla no lograron medallas.
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