Tras varias semanas de estricto confinamiento ante su peor rebrote hasta ahora, los habitantes de la metrópolis china de Shanghái viven sumidos en la incertidumbre, sin saber cuándo podrán volver a recorrer sus calles mientras sus protestas en redes sociales son acalladas por los censores.
¿Cuándo acabará todo? Es difícil predecirlo, pero no parece que vaya a ser pronto, a juzgar por las declaraciones de la viceprimera ministra Sun Chunlan, la persona a la que el Gobierno central envía cuando los rebrotes se descontrolan, y que desde el pasado día 2 coordina la estrategia anticovid de Shanghái.
La batalla contra el virus en Shanghái se encuentra en un momento crítico, así que no debemos permitir que nadie se rinda. Cualquier relajación en las tareas antipandémicas es inaceptable”, afirmó la emisaria de Pekín.
Con la contagiosa variante ómicron en juego, el objetivo es alcanzar lo que las autoridades denominan “limpieza social dinámica”, un término de nueva acuñación que resume la estrategia actual: cortar las cadenas de transmisión entre la población, aislar en centros de cuarentena a los contagiados y limitar a esos recintos la propagación del virus.
Mientras tanto, no dejan de surgir rumores: uno de los más extendidos asegura que el 26 de abril se reabrirán comercios y líneas de transporte público, y que el 1 de mayo se levantará el confinamiento, que comenzó oficialmente el 28 de marzo en una parte de la ciudad, aunque para entonces ya había zonas que llevaban semanas cerradas. A nivel oficial, no hay ninguna comunicación al respecto.
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