Bielorrusia, país apartado de las competiciones internacionales como castigo por al apoyo dado por su gobierno a Rusia en la invasión de Ucrania, tiene un peso deportivo menor en la escena mundial, que se centra en una decena de disciplinas.
Por ello el COI no reconoce su autoridad olímpica, condenó la represión ejercida sobre los deportistas opositores y expulsó de los Juegos de Tokio 2020 a dos funcionarios federativos por acosar a la atleta Krystina Tsimanouskaya, que huyó a Polonia.
Bielorrusia ocupó el puesto 45 en los pasados Juegos de Tokio, con 7 medallas y solo un oro, y el 24 en los de invierno de Pekín 2022, en los que ganó dos platas.
A sus 23 años, Aryna Sabalenka llegó en 2021 al segundo puesto de la clasificación mundial de tenis -ahora es tercera- tras ganar diez títulos en cuatro temporadas.
Su asignatura pendiente es hacerse con un torneo de Grand Slam, tras estar a punto el año pasado con sus semifinales en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.
En la década anterior llegó al número uno del circuito la también bielorrusa Victoria Azarenka, ganadora de Abierto de Australia en 2012 y 2013 y que a los 32 años aún ocupa una digna decimosexta posición en la clasificación WTA.
El atletismo es el deporte que más éxitos olímpicos ha dado a Bielorrusia, pero su balance en Tokio 2020 se limitó a una medalla, el bronce de Maksim Nedasekau en salto de altura, con marca de 2,37.
Fue cuarto en los últimos campeonatos del mundo y encaraba esta temporada como segundo del ranking mundial.
El solitario oro olímpico de la delegación bielorrusa en Tokio se lo colgó el gimnasta de trampolín Ivan Litvinovich, de 20 años, que también es subcampeón mundial individual y doble campeón por equipos.
Hace dos semanas se llevó la Copa del Mundo de Bakú, por delante de su compañero Andrei Builou.
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