Con un tasa de vacunación envidiable y un uso extendido de las mascarillas, España se vuelve hacia el pasaporte covid para frenar el súbito aumento de casos de coronavirus, no sin reticencias.
A falta de una armonización nacional, las regiones han acelerado en la última semana la exigencia de esta prueba de inmunización, descartados los confinamientos y reacias a recuperar restricciones horarias para la hostelería.Aragón, Baleares, Navarra y Galicia exigen el pasaporte, principalmente en el ocio nocturno y en banquetes y celebraciones en restaurantes, al igual que Cataluña, que va más lejos y también lo exige desde este viernes en gimnasios y en visitas a residencias de ancianos; en el País Vasco, en cambio, lo rechazaron los tribunales.
Para Magda Campins, responsable del comité científico que asesora al gobierno catalán, el pasaporte sirve «para intentar evitar medidas más restrictivas que representen un desbarajuste más importante para nuestra vida cotidiana y para aquellos establecimientos a los que se les imponen las restricciones».
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