Los venezolanos en Iquique, en el norte de Chile, se han visto afectados por una serie de protestas antiinmigrantes que se han llevado a cabo en los últimos días en rechazo a los campamentos de venezolanos en las plazas y playas de las ciudades.
En diversas marchas del fin de semana, un grupo de chilenos prendió fuego a las pertenencias de los migrantes venezolanos: arrojaron ropa y colchones en las fogatas en la calle. Ya el viernes la policía había despejado un campamento, reseñó el diario La voz de América.“Nos gritan: ‘Vuelve a tu país. ¿Qué estás haciendo aquí?’. Nos gritan muchas cosas feas”, dijo Jaqueline Rojas, una venezolana de la ciudad.
«Nos pone tristes, porque la verdad es que no somos todos iguales. Hay gente que viene a hacer cosas malas y otras que vienen a buscar trabajo. Yo me voy al sur a buscar trabajo, con mi hija y mi hermano», expresó.
Pese a las restricciones por la pandemia, los venezolanos y migrantes de otros lugares siguen intentando llegar a Chile.
La migración en el continente ha sido el centro de atención recientemente, después de que un gran número de migrantes haitianos, muchos de los cuales habían estado viviendo en Brasil y Chile, establecieron un campamento fronterizo improvisado en la frontera México-Estados Unidos.
En Iquique, cientos de migrantes se habían instalado en tiendas de campaña en una plaza de la ciudad la semana pasada, mientras decidían su destino final.
«Esto es mejor que estar en Venezuela. En Venezuela tienes tu casa y todo lo que quieres, pero no tienes los medios para alimentar a tus hijos, vestirlos o darles una buena educación», dijo la semana pasada Wendy González, líder de un campamento improvisado.
Sin embargo, en un operativo el viernes, la policía desalojó la plaza. El gobierno, por su parte, ha expulsado a inmigrantes ilegales en un intento por desalentar la llegada de nuevas oleadas de familias.
Juana Rodríguez, una chilena residente en Iquique, señaló que los lugareños estaban molestos por los trabajos y alegaron que los migrantes que llegan al país simplemente estaban pidiendo limosnas.
Las marchas, principalmente el sábado, reunieron a unos 5.000 chilenos. Los manifestantes exigieron a las autoridades detener la entrada de migrantes a través de la frontera norte del país.
«Con la marcha sí, estábamos asustados, muy asustados porque no sabíamos lo que podía pasar», dijo Nacary Mora, una migrante venezolana.
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