El organismo aprobó el lunes la mayor inyección de recursos en su historia, con 650.000 millones de dólares destinados a apuntalar la recuperación económica global y ayudar a las naciones que deben enfrentar gigantescos niveles de deuda.
Los recursos aprobados son una especie de fondos de reserva, conocidos como Derechos Especiales de Giro (DEG), a los que tendrán acceso los 190 miembros del organismo desde finales de este mes.
Cada uno recibirá recursos en proporción a la cuota de dinero que aporta a la institución, razón que explica por qué hay tanta variación en los montos disponibles para los diferentes países.
Países como Argentina, Ecuador o El Salvador están en la lista de las
economías regionales que podrían obtener más ventajas con el anuncio
hecho esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Venezuela es un caso excepcional. Aunque le correspondería una asignación de 5.100 millones de dólares, el FMI no le entregará los fondos, señala Ramos, «dada la discusión en curso sobre quiénes son exactamente las autoridades venezolanas».
El punto, sostiene el economista, es que muchos países -incluido Estados Unidos, que es el mayor accionista del FMI- «no reconocen a Nicolás Maduro como el presidente legítimo de Venezuela».
Si el desembolso hubiese llegado al gobierno venezolano, sería aproximadamente 80% del stock actual de sus reservas internacionales.
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