Cientos de militares y policías belgas, apoyados por unidades de los países vecinos, Alemania y Holanda, buscan desde el lunes a un militar belga armado, desaparecido desde el lunes y perseguido por haber proferido amenazas contra varias figuras políticas públicas. El fugitivo, Jurgen Conings, de 46 años, salió de su casa en la localidad flamenca de Dilsen-Stokkem el lunes y no ha vuelto a ser detectado. Su automóvil fue hallado el martes en las proximidades de un parque nacional fronterizo con Holanda, con armamento pesado en su interior.
Las autoridades belgas habían detectado desde hace tiempo las manifestaciones violentas de Conings en redes sociales y le habían relegado a puestos alejados de las unidades de combate, aunque pese a ello seguía teniendo acceso a diversas armas y material militar. Conings es un soldado con amplia experiencia en combate bélico y manejo de armas. En su automóvil, se encontraron cuatro lanzacohetes, según confirmó la Fiscalía Federal, que considera muy probable que esté en posesión de armas ligeras, entre otras cosas un fusil de asalto, una pistola semiautomática y un chaleco antibalas.
Preparado para luchar a muerte con la Policía
Las autoridades habían catalogado al soldado como radical de extrema derecha «potencialmente violento» en la base de datos del organismo que evalúa las amenazas terroristas (OCAM). Fuentes de la investigación confirmaron en una televisión belga que el militar dejó varias cartas de despedida, una especie de testamento en el que decía estar preparado para un enfrentamiento a muerte con la Policía. Una de estas cartas fue encontrada en el auto.
En el pasado reciente, el hombre ha amenazado a algunas figuras prominentes, incluido el virólogo Marc Van Ranst, que dirige la gestión de la pandemia en el país y que fue trasladado a un lugar seguro el martes. Los ministerios de Interior y de Defensa se culpan mutuamente por la responsabilidad de estos hechos.
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